Imagina que estas en el parque cerca a tu casa. Más allá de los sonidos de niños riendo y de los chirridos de los columpios, es posible que también oigas algunas órdenes familiares tales como “¡despacio!”, “¡no tan alto!, “¡bájate de ahí!, y por supuesto, “¡con cuidado!” Estas indicaciones son instintivas: En segundos, ves un comportamiento que puedes considerar riesgoso, predices una inminente lesión y detienes el comportamiento arriesgado antes de que llegue más lejos. ¿Pero es siempre la mejor reacción?
¿Será prudente dejar que tu niño incursione ocasionalmente en actividades riesgosas? ¿Los juegos que implican riesgo realmente pueden apoyar su desarrollo? La respuesta simple a esta pregunta es, ¡sí! Las investigaciones nos muestran que involucrarse en juegos riesgosos tiene más beneficios positivos para los niños pequeños que el evitarlos por completo. De hecho, a lo que padres y cuidadores más le temen de los juegos que implican riesgo es el lesionarse, pero permitirle a los pequeños que tomen riesgos apropiados para el desarrollo, en realidad puede ser más seguro puesto que aprenden a explorar su entorno de manera segura.
¿Qué es el juego riesgoso?
La definición del juego riesgoso puede ser subjetiva. Por ejemplo, una persona podría considerar ciertos comportamientos como arriesgados mientras que otra podría considerarlos cero riesgosos. Por esto, es importante ofrecer algo de claridad sobre lo que los expertos del desarrollo infantil e investigadores quieren decir cuando se refieren al juego riesgoso. De acuerdo con la investigadora Ellen Beate Hansen Sandseter, las seis categorías del juego riesgoso son:
- Jugar a grandes alturas – Colgarse, escalar y aprender a mantener el equilibrio.
- Jugar con gran velocidad – Montar en bicicleta, correr o rodarse en el rodadero.
- Jugar con elementos peligrosos – Hacer fuego, jugar cerca de un espacio de agua.
- Jugar brusco y caerse – Lucha libre o pretender/jugar a pelear.
- Perderse/Desaparecer– Jugar a las escondidas en el bosque o en un lugar no familiar.
- Jugar con herramientas peligrosas– Usar un martillo, unas tijeras o un serrucho.
Queremos resaltar que no recomendamos que le des a tu pequeño un serrucho y le digas que se divierta con él. El juego riesgoso para los niños pequeños debe ser apropiado desde el punto de vista del desarrollo y debe ser supervisado.
Los beneficios para el desarrollo del juego riesgoso en niños pequeños
Dicho esto, ¿Cuáles son estos beneficios exactamente? Cuando decimos “los efectos positivos de los juegos que implican riesgo”, no queremos decir que Tomas va a escalar más alto que su amigos o que Ana va a ser la mejor iniciado incendios. ¡Acá nos referimos a los verdaderos beneficios para el desarrollo! Los datos recolectados de varios estudios sobre el juego riesgoso en niños pequeños muestran los siguientes efectos:
- Un incremento en la confianza en sí mismo, desarrollo social y actividad física
- Aprender más sobre sí mismos y sus limites
- Aprender sobre la seguridad
- Aprender lenguajes riesgosos/de seguridad y cómo ayudar a otros a mantenerse a salvo en circunstancias riesgosas
- Un incremento en la creatividad
- Aprender a lidiar con situaciones estresantes
- Aprender a ser más resiliente
Al darle al niño la oportunidad de explorar riesgos apropiados desde el punto de vista del desarrollo, le estas permitiendo ejercer sus propias habilidades para el manejo de riesgos. Cuando notas que le advierte a otro niño que el piso está resbaloso o que un borde puede ser muy afilado, son ejemplos de haber aprendido a estar consciente de su entorno y explorarlo de manera segura – uno de los principales beneficios del juego riesgoso.
Es interesante resaltar que como las investigaciones mostraron grandes beneficios de los juegos que implican riesgo, algunos países (cómo Canadá, Noruega e Inglaterra) los incorporan en el programa escolar.
Formas de incorporar el juego riesgoso en los niños pequeños
Una forma de entender la idea del juego riesgoso es recurrir a las memorias de tu propia crianza. Hay que aceptarlo, ¡el juego riesgoso era mucho más aceptado en generaciones pasadas! En la niñez, es posible que hayas podido columpiarte más rápido o escalar más alto que un niño de hoy en día. Ten esto en cuenta cuando intentes ceder frente a tus límites de seguridad e involucrarte en el juego riesgoso apropiado. Acá tenemos otros consejos:
- Explica las reglas de seguridad sin que suenen atemorizantes
- Separa tiempo para el juego al aire libre, trata de volverlo una rutina
- Fomenta los pequeños riesgos sin presionar a tu niño
- Ofrece opciones, tales como tomar caminos más arriesgados o usar una herramienta diferente que no haya usado antes
- En vez de usar frases como, “eso no es seguro” o “eso es muy alto”, intenta “¿te sientes a salvo? O ¿Qué tan alto quieres llegar?
Incorporar juegos que implican riesgo puede causarle más ansiedad al cuidador que al niño, pero en últimas, es un elemento importante del desarrollo temprano. ¡Disfruta el proceso de explorar y tomar pequeños pero significantes riesgos juntos!